jueves, 22 de marzo de 2012

Papagayos, tradición de palmeras

En el extremo noreste de la provincia de San Luis, sobre el faldeo de la Sierra de los Comechingones y a 38 km al sur de Villa de Merlo, sobre la ruta Provincial N° 1, descansa este pequeño pueblo rural denominado Papagayos. 

Se dice que cuando los españoles llegaron a estas tierras, encontraron gran cantidad de loros barranqueros de vistosos colores y los compararon con los papagayos, este sería uno de los motivos que le dio origen al nombre de esta localidad. Otra versión hace referencia a una planta medicinal, rastrera ya extinguida, que utilizaban los Comechingones y a la que llamaban Papagalla o Papa-gallo.

Con no más de 700 habitantes, la vida transcurre sin sobresaltos en este  paraje que sorprende y atrapa al visitante por el exótico paisaje que le confiere la gran cantidad de Palmeras Caranday que puebla la zona.

Estas palmeras, cuya denominación científica es Tritrinax Campestris, se agrupan en bosquecitos mezclándose con espinillos, talas, chañares, piquillines, jarillas y están íntimamente ligadas a la cultura y tradiciones del pueblo.

Es que las palmeras Caranday han sido la inspiración para que  los hombres y mujeres que nacieron a sus sombras, observando sus formas y texturas, aprovechen sus fibras tejidas durante años por la naturaleza, y con sus manos laboriosas plasman su creatividad en artesanías únicas: muñecas, capelinas, flores, centros de mesa…

Las artesanías criollas también tienen su lugar de privilegio: lazos, maneas, estribos, rebenques y también cinturones, carteras y llaveros, son realizados en cuero curtido y preparado…a la manera tradicional.
Tan tradicional como la silenciosa tarea del artesano en madera, que con su sensibilidad va interpretando el mensaje del algarrobo, para transformar sus rústicos troncos en delicadas obras de arte.

La mayoría de estos artesanos y artistas tienen “su taller” en el patio de la casa y con un mate de por medio, reciben gustosos a los turistas que se acercan. Este “Circuito de Artesanos” se convierte en una visita obligada para quienes saben apreciar el valor de los productos locales auténticos.

Aquí la naturaleza se muestra en su máxima expresión. La ladera occidental de la Sierra de los Comechingones combina el color rosado de sus rocas graníticas con los distintos tonos de verdes de las palmeras y los molles, los helechos y las hierbas aromáticas y medicinales que en las tardecitas de verano embriagan el aire puro con sus aromas mentolados.
El Cerro Negro, mayor altura en esta zona, se erige desafiante para quienes quieran ascenderlo, entre quebradas y vertientes, ya sea caminando o a caballo, siempre acompañados con un baqueano.

El arroyo de Papagayos es otro atractivo que no puede dejar de visitarse, con sus grandes pozones naturales de aguas cristalinas, sus cascadas  y sus playas de arena rosada que invitan a refrescarse y a disfrutar del sol durante el verano, o bien, a realizar largas caminatas disfrutando de la naturaleza y descubriendo rincones escondidos, durante todo el año.


En Papagayos, la naturaleza y la aventura logran una combinación perfecta para actividades como trekking al filo de la sierra, caminatas por el arroyo, cabalgatas entre palmeras, travesías en cuatriciclos por caminos rurales y por el cauce arenoso del arroyo.

Para los más tranquilos, una caminata por las callecitas de tierra del pueblo, la visita al circuito de artesanos, un paseo en bicicleta o simplemente, disfrutar del canto de los pájaros en la mañana y de los atardeceres increíbles, son algunos de los placeres que en Papagayos despiertan todos los sentidos.

En el acceso sur del pueblo, una moderna Oficina de Informes Turísticos abre sus puertas para recibir a los visitantes como una muestra de la hospitalidad de su gente y de la calidad de sus servicios turísticos.
Para alojarse, Papagayos cuenta con tres hosterías, una de ellas municipal, complejo de cabañas y camping.  
Las opciones gastronómicas son muy amplias: van desde una picada de quesos artesanales saborizados a un plato típico cocido en horno de barro o al disco. Al caer la tarde, se puede saborear un tecito serrano con repostería casera o una cerveza artesanal con una picada serrana.  
Otra opción es deleitarse con una sabrosa escabeche de vizcacha o de cabrito en pan casero o degustar los dulces caseros que se preparan con las frutas de la zona. Todos los gustos, para paladares exigentes.

Papagayos es tierra de tradiciones. Las agrupaciones gauchas, el ballet folclórico, los músicos locales, los artesanos, los productores locales, los vecinos, siempre tienen un motivo para juntarse y festejar: el Festival de la Palmera Caranday en febrero, la fiesta de la Virgen de la Consolata el 20 de junio, los fogones de San Pedro y la celebración del santo del pueblo el 29 de junio, festejo que se extiende hasta los primeros días de julio, las fiestas patrias, la navidad, el año nuevo y las domadas los fines de semana.

Papagayos es un apacible rincón serrano, en donde los vecinos saludan, charlan y hasta convidan un mate a los turistas relajados, mientras le cuentan alguna historia guardada en sus recuerdos. Es gente orgullosa de sus raíces, de sus tradiciones, de lo lindo que está el pueblo, limpio y siempre arreglado para recibir visitas.

Papagayos es un lugar tranquilo, que trabaja para lograr un desarrollo turístico sustentable, que protege sus recursos naturales, que promueve sus valores y recursos culturales, que defiende sus tradiciones y su aire de pueblo rural.
La Municipalidad de Papagayos y la Comisión de Turismo le invitan a conocer y vivenciar nuestra “Tradición de Palmeras”.

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